Ayer primero de Mayo, discretos pero firmes, se habrán juntado y disfrutado, alrededor de una buena mesa, música y bailes, quienes en la época de la modernidad, nadan a contracorriente y se empeñan en recuperar y mantener algunas de las costumbres de nuestro pequeño pueblo. No lo hacen por reconocimiento ni obligación, sino por amor: amor al Olmo.
Hablo de la fiesta del “bacalao de mayo”. La fiesta que desapareció en los años 60 con la emigración masiva de los Olmeros al País Vasco.
Gracias al empeño y sabiduría de los vecinos, hijos e hijas, nietos y nietas de los que tuvieron que irse, de una manera silenciosa pero vital se consiguió recuperar.
Originariamente pensada para los hombres, ya que eran los que comían en el campo el bacalao cocinado por las mujeres. Bacalao “con moje de mayo”, una salsa parecida al ajo arriero, acompañada con patatas y huevo cocido.
Contaban mis padres que, con motivo de la fiesta, los niños hacían una cama de arena y la decoraban con flores. Una vez que los hombres terminaban de comer el bacalao, el cura deshacía la cama, empezaba a sonar la música y los hombres bajaban bailando la jota- no recuerdo muy bien la información si esa cama se hacía en el Teso. Si no es así que me corrijan- hasta el salón del pueblo. El baile era el momento del encuentro con las mujeres. En todas las casas se comía bacalao, tortilla de patata y ensalada.
Hoy quiero agradecer a esas personas que, con todo su corazón, se dedican a mantener vivas las tradiciones de nuestro pueblo.
Y animo a la eficaz y potente comisión de fiestas, visto su exitoso programa de fiestas de verano: la marcha nocturna, los juegos de cuadrillas, concursos, zumba, txozna del año pasado…etc.: a recuperar la “cama de flores”. Viendo la solvencia y capacidad, no le sería muy difícil realizarla.
Animo ! Sería muy bonito.
Se hacían por el lagar, las chicas hacíamos las camas y las adornamos con una cruz,los hombres iban a comer el bacalao y para que pasara...un buen trago de vino
ResponderEliminar