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Correr, reir, volver : niños en el Olmo.

 Llegan con las vacaciones, como un pequeño ejército de voces alegres, bicicletas y pelotas.

Llenan las calles y cada rincón con juegos, carreras y risas que rebotan en la pared del juego pelota. 

Son los hijos de los hijos que partieron tiempo atrás regresando, como un rito iniciático. Un rito que transmite el legado emocional y familiar que se renueva cada año. Un rito, donde los padres al volver con sus hijos, cumplen el ciclo de transmisión de su historia y raíces.

Muchos padres nacieron o pasaron parte de la infancia en el pueblo, y quieren que corran por donde corrieron ellos, que conozcan ese lugar que forma parte de su historia familiar: que el Olmo no es solo un lugar. Es una parte de ellos.

                                                    Presen, Segundo, Fili y Mundi Flores.
                                                    Luis, Raimundo y Leandra Almaraz.
                                                             Elena y Agustin Prieto.
                                                                    Eloy Alonso. 


Esa estampa veraniega es el alma del Olmo: un ciclo de ida y vuelta, raíces que no se rompen.

                                                        Las niñas de Doña Sarita.


                                                               Niños de Comunion.


                                                              Niños en la paz.

     


Cada verano los niños no solo vuelven…se reencuentran con quienes son.

Y al final del verano, cuando tienen que regresar, queda en el aire una promesa: el próximo año volveremos.

Los abuelos, los padres fueron los niños del pueblo cuando aún estaba lleno. Eran los que se bañaban en el rio, jugaban en los corrales, en las eras, se subían a los arboles y eran sus voces las que rebotaban en el juego pelota. 

Un homenaje a mis padres, que me enseñaron a amar a este pueblo.

Fotos cedidas por:

-M. García

-E. Prieto.

-C. Alonso.


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