Llegan con las vacaciones, como un pequeño ejército de voces alegres, bicicletas y pelotas.
Llenan las calles y cada rincón con juegos, carreras y risas que rebotan en la pared del juego pelota.
Son los hijos de los hijos que partieron tiempo atrás regresando, como un rito iniciático. Un rito que transmite el legado emocional y familiar que se renueva cada año. Un rito, donde los padres al volver con sus hijos, cumplen el ciclo de transmisión de su historia y raíces.