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Ultima parada...La Carolina

 El viaje acababa allí. En aquella pequeña estación vestida de luz en medio de la nada y el silencio. No puede haber nombre más bonito para una estación de tren.  Un nombre que sabe a promesa, a pañuelo blanco al viento, a carta sin destino, a mujer…La Carolina.

Cien años después, los mismos pasos.

Cien años bajo las mismas campanas. Llegan las fiestas de verano. No hace mucho ha sido la de la Virgen de la Paz. Y si uno compara la fiest...